Aikido en Alicante

En la actualidad nos encontramos en el Gimnasio Arena.
Nos trasladamos, estamos en la mejor ubicación de Alicante en un entorno agradable al aire libre el CLUB DE TENIS Y PADEL MUTXAMEL y en el se encuentra Sensei Fernando Villasanta Shidoin 4º Dan de Aikido.
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Si crees que te gustaría practicar Aikido y quieres ver una clase o practicar, estas invitado/a, siempre y cuando te presentes primero al sensei ( profesor)  y te comprometas a mantener una aptitud de respeto hacia ti mismo, los compañeros y el entorno (etiqueta).

Es recomendable que vengas provisto de ropa cómoda como un chándal o similar, unas sandalias parecidas a las de la playa y lo necesario para poderte duchar después de la clase.

Nos vemos pronto en el tatami.
www.fernandovillasanta.es

Emperador Hirohito 1901-1989

Era hijo primogénito del emperador Yoshihito, al cual sucedió en 1926. Recibió una educación nacionalista y tradicional bajo la tutela de los militares, y completó su formación con un viaje sin precedentes a Europa occidental, que le causó gran impresión. Al regresar de aquel viaje hubo de asumir la regencia en nombre de su padre, aquejado de una enfermedad mental (1921).

Muerto Yoshihito, Hirohito fue coronado en 1926, adoptando para su reinado el nombre de Showa («Paz y armonía»). Hubo de hacer frente al ascenso del poder de los militares, que desde 1927-31 impulsaron la penetración japonesa en Manchuria, mientras promovían en el interior conspiraciones tendentes a sustituir los gobiernos de partido por una dictadura militar bajo la cobertura del emperador.

Hirohito, inclinado a comportarse como un monarca constitucional al estilo europeo, luchó mientras pudo contra esas tendencias, castigando a los culpables (especialmente con ocasión de la insurrección militar de 1936). Sin embargo, atenazado por el temor a perder el Trono, acabó por admitir la política imperialista que impusieron los militares desde que estalló la guerra con China (1937), así como el alineamiento con la Alemania nazi y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón en la Segunda Guerra Mundial (1941).

Durante toda la contienda permaneció en su palacio de Tokyo, sufriendo los bombardeos para compartir la suerte de sus súbditos; y fue él quien, después de que los americanos lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, impuso la inevitable rendición en 1945 y la anunció por radio a los japoneses.

Contra todo pronóstico, los aliados aceptaron el criterio de MacArthur de mantener al emperador como garantía de estabilidad y de reconstrucción del Japón vencido. Se abría así una época de grandes reformas, que se inició con la declaración pública de Hirohito de su carácter humano, que acababa con la ficción de la monarquía sagrada tradicional (1946); durante la ocupación norteamericana, la democratización del Japón le obligó a realizar un gran esfuerzo personal, asumiendo un papel meramente simbólico sin influencia política efectiva y saliendo de la corte para conocer directamente la realidad del país.

Adaptado a la nueva situación, presidió un proceso de occidentalización y de crecimiento económico espectacular, refugiándose en el estudio de la biología marina, en la que llegó a ser especialista. Fue el primer emperador japonés que viajó al extranjero (a Europa y Estados Unidos, en los años setenta). Al morir le sucedió su hijo Akihito.

El Emperador japones

El Emperador de Japón  «soberano celestial» es el símbolo constitucionalmente reconocido de la nación japonesa y de la unidad de su pueblo. Es la cabeza de la familia imperial japonesa, la familia real del Japón. La residencia del emperador japonés es el Palacio de Kōkyo, localizado en el centro de Tokio, desde mediados del siglo XIX es la residencia oficial del Emperador. Anteriormente los emperadores residían en Kioto.

Aunque el emperador haya sido un símbolo de continuidad con el pasado, el grado de poder ejercido por el emperador de Japón ha variado considerablemente a lo largo de la historia japonesa.

Se considera que los más antiguos emperadores registrados en Kojiki y Nihonshoki, como el Emperador Jimmu, no tienen credibilidad histórica. El primer monarca ahora en lista como emperador que es generalmente reconocido por los historiadores como existente históricamente fue el Emperador Ojin, pero el tiempo de su reinado es impreciso (presumiblemente fue el siglo IV d. C. tardío y/o en el comienzo del siglo V d. C.). Estos dos libros declaran que la casa imperial mantuvo un linaje continuo, aunque hoy algunos historiadores creen que muchos emperadores antiguos que se decía eran descendientes del Emperador Ōjin no tenían una conexión genalógica con su predecesor. Sin embargo, la genealogía que inicia en el siglo V tardío puede ser considerada como fiable, lo que quiere decir que la dinastía ha continuado por lo menos unos 1500 años.

Desde fines de 1100 a 1867, el poder real estuvo en manos del shōgun, cuya autoridad provenía, en teoría, directamente del emperador. Cuando los exploradores portugueses llegaron por primera vez a Japón  “período Nanban”, consideraron la relación entre el emperador y los shogunes como la del Papa (de raigambre divina, pero con poco poder político) y el rey (terrenal, pero con un amplio poder político), aunque esto es en cierto punto inexacto ya que, como el Emperador, los Papas han manejado distintos grados de poder a lo largo de la historia.

La Restauración Meiji fue, de hecho, una especie de revolución, con los dominios de Satsuma y Choshu uniéndose para derribar al Shogunado Tokugawa. El Padre del Emperador Meiji, el Emperador Komei, comenzó a hacer valer su poder político luego que las naves del Comodoro Matthew Perry visitan Edo. Para principios de 1860, la relación entre la Corte Imperial y el Shogunado había cambiado drásticamente. Irónicamente, Komei levantó la voz contra el Shogunado dado que él y otros nobles estaban molestos ante la ineficacia del Shogunado en expulsar a los intrusos bárbaros. Dominios insatisfechos y rōnin comenzaron a reunirse bajo el lema “sonno, joi,” o “respeta al emperador, expulsa a los bárbaros.” Satsuma y Choshu usaron este alboroto para moverse contra el enemigo histórico, y obtuvieron una importante victoria militar en las afueras de Kyoto contra las fuerzas Tokugawa. En 1868 se declara la “restauración” imperial, y el Shogunado fue despojado de sus poderes.

Sin embargo, los modernistas de la élite japonesa se dieron cuenta que los llamados al “joi” eran surrealistas. Si los extranjeros no podían ser expulsados, concluyeron que Japón debía volverse una nación fuerte y moderna para evitar el destino y las humillaciones que sufrían las otras naciones orientales. Otros tenían el propósito de expandir el territorio japonés más allá de las fronteras para la gloria del emperador, y muchos fueron atraídos por los idelaes de la Iluminación occidentales. Mediante la constitución de 1889, el emperador de Japón transfirió gran parte de sus antiguos poderes como monarca absoluto a los representantes del pueblo, pero permaneció como cabeza del imperio. Aunque inspirada en las constituciones de Europa, la nueva Constitución Meiji no fue tan democrática como muchos esperaban. Al emperador se le dieron amplios y vagos “poderes reservados” que a su turno eran explotados por el primer ministro y por varios camarillas alrededor del emperador. Para 1930 el gabinete japonés estaba mayoritariamente compuesto por líderes militares seudo-fascistas que usaron al emperador y su supuesta divinidad como un punto de partida ultranacionalista para la expansión del imperio. Cuando estalló la II Guerra Mundial, el emperador era el símbolo por el cual los soldados peleaban y morían. El mismo emperador estaba fuera de la vista, sin embargo su rol durante este período es discutido.

DONBURI DE TERNERA (para 4 personas)

Ingredientes:

400 gr. de arroz de grano corto.

2 filetes de ternera de 1 ½ cm. de grosor.

300 gr. de champiñones.

1 cebolla.

8 cucharadas de salsa de soja japonesa.

2 cucharadas de mirin.

3000 c.c de caldo de bonito (dashi)

4 huevos

Sal

Pimienta negra molida.

Preparación:

Lavamos el arroz hasta que el agua salga limpia y lo ponemos en una cacerola con unos 600 c.c de agua a fuego vivo hasta que hierva. Lo tapamos y lo ponemos a fuego lento, dejándolo cocer durante un cuarto de hora. Después, subimos al máximo unos veinte segundos, retiramos la cacerola y dejamos que repose un cuarto de hora sin destaparla.

Lavamos los champiñones, les quitamos los pies y cortamos los sombreros en láminas muy finas. Pelamos la cebolla y cortamos en aros finos.

Salpimentamos los filetes y los freímos en una sartén con un par de cucharadas de aceite alrededor de cuatro minutos por cara, hasta que estén hechos. Los sacamos de la sartén, los cortamos en trozos del tamaño de un bocado y los reservamos.

Calentamos aceite de nuevo en la sartén y sofreímos los champiñones con la cebolla. Los mantenemos más o menos hasta que la cebolla adquiera un tono uniforme dorado y los champiñones cambien de color.

Agregamos la carne y vertemos la salsa de soja, el mirin y el caldo de bonito (dashi). Subimos la llama y llevamos al guiso a ebullición.

Batimos los huevos y los vertemos en la sartén, removiendo bien para que se entremezclen con el resto de los ingredientes. Lo dejamos cocer un par de minutos a fuego lento, hasta que se cuaje el huevo.

Repartimos el arroz en cuatro cuencos individuales, lo cubrimos con un buen puñado de ternera con cebolla y champiñones, y lo servimos caliente.

400 años de Japón en España

En el año 18  de la Era Keicho (1613), el señor feudal Masamune Date (1567-1636) del señorío  de Sendai, tras obtener el permiso del “Oogosho” (shogun retirado) Ieyasu  Tokugawa (1592-1616), decidió enviar una delegación a Europa con el objetivo de  entrevistarse con el Rey de España y con el Pontífice Romano. Esta misión  diplomática recibió el nombre de “Misión a Europa de la Era Keicho” y fue  llevada a cabo por el embajador Hasekura Tsunenaga (1570-1621), quien se  embarcó en un viaje que duró siete años, convirtiéndose así en el primer  japonés en cruzar el Océano Pacífico y el Océano Atlántico. La misión llegó a  España en el año 19 de la Era Keicho (1614) y posteriormente fueron recibidos  en audiencia por el monarca Felipe III. El objetivo de la delegación consistía  en solicitar el envío de misioneros y el establecimiento de relaciones comerciales  con Méjico, colonia española. Esta fue la primera delegación diplomática de  carácter oficial enviada por Japón a España y ha pasado a la historia por ser  un importante acontecimiento en las relaciones bilaterales hispano-japonesas.

Durante los años  2013 y 2014, coincidendo con los 400 años de la “Misión a Europa de la Era  Keicho” se celebraran actos conmemorativos de los “400 Años de Intercambio Hispano-Japonés”.

Datos recojidos de la embajada de Japón en España.