Kagamimochi. Fin de año VI

El kagami mochi, literalmente ‘pastel de arroz espejo’)  originalmente, era una ofrenda a los dioses, pero muchas personas hoy en día simplemente lo consideran una decoración tradicional de Año Nuevo. Suele estar compuesto por dosmochi (pasteles de arroz) redondos, el menor puesto encima del mayor, de unos 10 a 20 cm de tamaño  y un daidai (una naranja agria japonesa) con una hoja pegada encima. Además puede tener una hoja de konbu y una brocheta de caquis secos bajo el mochi. Se pone sobre un soporte llamado sanpō sobre una lámina llamada shihōbeni, que se supone que aleja los incendios de la casa durante los años siguientes. También se le ponen hojas de papel llamadas gohei se doblan en formas de relámpago parecidas a las que llevan los luchadores de sumo en el cinturón.

El kagami mochi apareció por primera vez en la era Muromachi (siglos XIV-XVI). Se dice que el nombre kagami (‘espejo’) procede de su parecido con un tipo antiguo de espejo de cobre redondo, que también tenía una importancia religiosa. La razon de esto no está clara. Las explicaciones incluyen que el mochi sea una comida para los días soleados, que el «espíritu» de la planta del arroz se encuentre en el mochi y que el mochi sea una comida que dé fuerza.

De los dos discos de mochi se ha dicho que simbolizan la ida y venida de los años, el corazón humano, el yin y el yang, o la luna y el sol. Se dice que el daidai, cuyo nombre significa ‘generaciones’, simboliza la continuación de una familia de generación en generación.

kagamimochi

Tradicionalmente el kagami mochi se disponía en diversos lugares de toda la casa. Actualmente se suele ubicar en un altar sintoísta casero, o kamidana. También se ha puesto en el tokonoma, una pequeña hornacina decorada en la habitación principal de la casa.El kagami mochi se rompe y come tradicionalmente en un ritual sintoísta llamado kagami biraki (‘apertura del espejo’), el segundo sábado o domingo de enero. Se trata de un ritual importante en los dōjōs de artes marciales japoneses. Fue incorporado por primera vez en las artes marciales japonesas cuando Jigorō Kanō, el fundador del yudo, lo adoptó en 1884, y desde entonces la costumbre se ha extendido al Aikidō, el karate y el jūjutsu.

Clase especial de Aikitaiso

AIKITAISO...

Los principios de la respiración y los estiraminetos.
Disfruta de las sensaciones que tu cuerpo te ofrece con un una buena respiración, busca tus limites y rompe las barreras….. preguntate ¿respiro realmente bien? o simplemente ejecuto un acto involuntario sin control.
Clase gratuita para los socios del gimnasio Arena.
Para los no socios tan solo 14.50€.
Sabado 9 de Marzo a las 18:00.
Cuida de tu cuerpo, un cuerpo sano una mente sana.
Nos vemos en el tatami.

Curos Online de Aikitaiso.

Horario Hombu Dojo 2013

POR LAS TARDES
15:00-16:00 17:30-18:30 19:00-20:00
Lunes TORIUMI YOKOTA YOKOTA
Martes KOBAYASHI OSAWA OSAWA
Miercoles ENDO MIYAMOTO MIYAMOTO
Jueves FUJIMAKI SEKI SEKI
Viernes KURIBAYASHI MIYAMOTO DOSHU
Sabado YOKOTA SUGAWARA SUGAWARA
Domingo

hombu dojo

POR LAS MAÑANAS
06:30-07:30 08:00-09:00 09:00-10:00 10:30-11:30
Lunes DOSHU KOBAYASHI
Martes UESHIBA YASUNO Curso Especial de la Mujer
SAKURAI
Miercoles DOSHU MASUDA
Jueves UESHIBA OSAWA
Viernes DOSHU IRIE Curso Especial de la Mujer
KOBAYASHI
Sabado DOSHU MORI KOBAYASHI
Domingo KANAZAWA DOSHU

Ozoni. Fin de año IV

Esta sopa se compone de mochi y verduras.
Es una parte importante de las festividades de Año Nuevo.
La forma de las galletas de arroz y el aroma y los ingredientes de la sopa todos varían
dependiendo de qué parte de Japón nos encontremos.
Qué comprar: Dashi-no-moto es la forma inmediata de bonitoseco (atún) copos usados para
hacer caldo japonés y se puede encontrar en la mayoría de los mercados japoneses.

ozoni

INGREDIENTES

8 Mochi Savory Basic

1 (3/8-ounce) paquete dashi-no-moto

4 tazas de agua

3 cucharaditas de salsa de soya light

1 cucharadita de sal kosher

4 hojas de col napa medianos, picados

1 zanahoria mediana, pelada y cortada en rodajas

1 (2 pulgadas pedazo) rábano, pelada y cortada en rodajas

8 rodajas finas de carne sin hueso, sin piel del muslo de pollo

INSTRUCCIONES

Caliente la parrilla a alta y  organizar una rejilla en el tercio superior del horno.
Mochi colocar en una bandeja para hornear y asar a la parrilla, dándolas vuelta frecuentemente,
hasta que se infla, crujiente y dorar ligeramente, unos 5 minutos. Cortar en tiras de 1 pulgada
y póngalos aparte.

Combine dashi-no-moto y el agua en una olla grande y llevar a ebullición a fuego medio, revolviendo
para disolver el dashi.  Agregue la salsa de soja, sal, verduras y pollo y reducir a fuego lento.
Cocine hasta que las verduras estén tiernas y el pollo se cocina hasta el final, a unos 15 minutos.

Divida tiras mochi entre cuatro cuencos, sopa cuchara caliente sobre ellos y servir.

Curso de AIKIDO Gilbert Milliat 7º Dan en Alicante 2013

curso
El curso comenzará el Viernes día 22 de Febrero en el Centro de Tecnificación
de 20h hasta las 22h

El horario del sábado día 23 es:

De 9.15 a 10 la inscripción

De 10 a 12 clase para todo el mundo
y de 12.15 a 13.15 Clase cintos negros.

Por la tarde clase de 18 a 20

El domingo día 24 el horario es de 9 a 11

Precio 50€ el curso completo y una clase 25€

TATAKI DE ATUN (para 4 personas)

Ingredientes:

600 gr. de lomo de atún fresco en una pieza-

Pimienta negra molida.

6 Cucharadas de aceite de sésamo.

4 Cucharadas de salsa de soja japonesa.

2 Dientes de ajo.

1 Trozo de jengibre fresco.

tataqui

Preparación:

Limpiamos minuciosamente la pieza de atún, cuidando de extraerle todas las venas y las espinas. La rebozamos bien de pimienta negra molida, sacudiéndola para desprender el exceso.

Calentamos unas gotas de aceite en una sartén y doramos el atún a fuego fuerte por los cuatro lados, de forma que la carne se tueste bien en el exterior y que quede cruda por dentro. Lo sacamos de la sartén y dejamos que se enfríe.

Entretanto, majamos los dientes de ajo, pelamos el jengibre y lo rallamos, y lo mezclamos en un cuenco con el aceite de sésamo y la salsa de soja, removiendo bien para ligar todos los elementos.

Cortamos ahora el atún en lonchas de medio centímetro de grosor.

Vertemos en cuatro platos sendos chorritos de salsa y servimos el atún encima.

Historia de la Katana y de las Espadas Japonesas

LA APARICIÓN DELAS PRIMERAS ESPADAS

La forma de la espada japonesa, tal y como la conocemos hoy en día, proviene de modelos muy antiguos aparecidos tanto en el continente asiático como en el propio Japón, fabricados primero en bronce y luego en hierro. Las primeras hojas datan del 700 d. C. y se caracterizan por ser espadas perfectamente rectas en su parte trasera y con un solo filo, fundidas en una sola pieza desde la empuñadura hasta la punta. La dimensión de las mismas es muy variable, y oscila entre los 33,15 cm. de las espadas más cortas hasta los 90 cm. de los modelos más grandes. Las espadas halladas durante dicha época se encuentran, aspecto este muy destacable, bajo dólmenes erigidos durante la época prehistórica (Jomon), lo que evidencia el importante valor ritual de las armas.

Desde el punto de vista arqueológico, puede concluirse que la espada constituía parte del ajuar funerario del finado, generalmente noble y con importante posición en la tribu, como expresión de una cultura panimista (en la que el fallecido accedía a un plano de existencia superior donde precisaría de sus armas y objetos más preciados). A estas primeras espadas rectas se las denomina chokuto y constituyen la forma más primitiva dentro del estadio evolutivo del arma.-

Como ocurre con todos los aspectos de la cultura japonesa antigua, China proyecta su sombra sobre la espada japonesa. El ejemplo más evidente se encuentra en el nombre mismo de las armas, dado que numerosos investigadores sostienen que los ideogramas chinos chien (espada de doble filo) y tao (cuchillo de un solo filo) son las raíces semánticas y fonéticas de los kanjis japoneses ken y to. A partir de aquí surgieron, de un lado, el término katana, expresivo del modelo estándar de espada japonesa y, de otro, el término to-ken, referido a la espada en sentido genérico y abstracto.

De forma paralela, las espadas de un solo filo incorporaron muchos de los detalles ornamentales de los modelos imperantes en Corea y China, como muestra de la influencia de estos países en la fabricación de espadas. Esta influencia se hace especialmente patente durante los siglos V y VI d.C, en los que se producen continuos enfrentamientos militares entre Corea y Japón (especialmente intensos por el enfrentamiento que involucraba al clan Soga, con intereses territoriales en Corea, frente a los clanes Mononobe y Nakatomi).

El primer cambio importante se produce durante el periodo Nara (710-784) durante el cual la propagación del budismo en las islas supone la aparición de espadas rectas de doble filo rematadas con adornos que se parecían mucho a las espadas rituales prebudistas utilizadas en las ceremonias religiosas del Norte de la India, Nepal y Tíbet. A partir de este momento la espada adopta estas características, no sólo por el doble fijo, sino también por una voluminosa y decorada empuñadura; cabe plantear la duda sobre la utilidad de un modelo poco ergonómico e incluso aparatoso en su aspecto exterior, aunque los modelos que se conservan forman parte de conjuntos histórico-artísticos propios de clases altas (con más valor simbólico que militar).

Parece que hubo un intervalo en la evolución de la ken recta durante el cual su único filo dio lugar a la fabricación de otra de doble filo. A su vez, el arma recta de doble filo con punta en forma de corazón (hecha de bronce o hierro) sufrió un cambio gradual en su forma y en su material a mediados del periodo de Heian (794-1156), hasta que se convirtió en la espada curva de un solo filo y forjada en acero.

DESARROLLO Y EVOLUCIÓN DELA KATANA

La aparición de la espada con el característico estilo japonés surgió por dos circunstancias determinantes: en primer lugar, la espada cobraba cada vez mayor importancia como arma de guerra frente a las armaduras de los adversarios; en segundo lugar, se produce un traslado de la capital imperial desde Nara a Heian-Kyo (actual Kyoto) en el año 794 d.C. Esta última circunstancia dotó al Imperio de suficiente estabilidad durante un siglo, suficiente como para que los maestros espaderos pudieran desarrollar su técnica y proporcionaran las primeras espadas genuinamente japonesas.

Según la leyenda, el espadero Amakuni, contemporáneo del Emperador Mommu, inventó la katana o espada sencilla a partir de la división en dos de la antigua ken. La efectividad de estas primeras katanas fue decisiva para dotar de armamento de calidad a los diferentes clanes existentes. No debe por ello resultarnos extraño que en los siguientes siglos se sucedieran encarnizadas guerras entre la aristocracia militar y las familias de ascendencia imperial.

Es a partir de la Era Kamakura(a mediados del siglo XII d. C) cuando se puede hablar de la katana propiamente dicha y cuando el arte de la fabricación de espadas cobra mayor importancia para la clase militar o buke. Cobró ésta tanta importancia que el Emperador Gotoba (1184-98 d.C.) forjaba sus propias espadas. Precisamente se atribuye a este emperador el haber dado gran ímpetu a la forja de espadas reuniendo en Kyoto a doce herreros de las distintas provincias elegidos por su excepcional habilidad, donde cada uno trabajaba para el emperador durante un mes al año. Había otros espaderos de reserva en caso de que alguno no pudiera cumplir con su deber en la corte y otro grupo de veinticuatro herreros que también estaban a su servicio cada dos meses. Este ingenioso sistema se completaba con un tercer grupo de seis herreros de la provincia de Oki que también hacían espadas para el emperador.

Los siglos XII y XIII (aproximadamente hasta el 1400) se consideran como las grandes épocas de los herreros japoneses. Durante estas centurias destacan una serie de familias cuya notoriedad resulta más que destacable: los herreros de la provincia de Bizen (Kanehira, Sukehira y Takahira), los de Kyoto (Yoshiie, Arikuni, Kanegana) y, como no, los denominados “tres fabricantes maestros”: Masamune, Yoshimitsu y Yoshihiro.

La evolución de la katana, consolidada como modelo normal de espada japonesa, se produce a través del perfeccionamiento de las técnicas de forjado y templado de la hoja, lo que conlleva una alta especialización de los herreros y la producción de extraordinarias hojas. La excepcionalidad de las hojas que atesoran estos espaderos ha hecho que incluso entre los especialistas se produzca la división de las espadas entre Etapa Koto (espadas antiguas, aquellas que se comprenden entre el año 700 y 1596, fecha en que finaliza el período Momoyama) y Etapa Shinto (espadas nuevas, fabricadas entre 1596 y 1780).

A partir del siglo s.XIV se desarrollan sin solución de continuidad una serie de guerras que romperán esta época de esplendor. A las dos invasiones de los mongoles deben unirse la guerra de Genko, la sangrienta guerra civil del Período Nambochuko, las guerras de Onin y el período Sengoku Jidai. El permanente clima de guerra civil incidió en un progresivo deterioro de la técnica herrera, puesto que los dirigentes militares exigían un mayor número de unidades en detrimento de su calidad. Aparecen entonces espadas largas de gran tamaño (uchi-gatana) y en la que se por primera vez se utilizan materiales ajenos al acero de alta calidad (combinaciones de hierro y acero, por ejemplo).

Por si esto no fuera suficiente, la sede imperial se trasladó de Kyoto a Kamakura, con lo que se desperdigó la rica tradición espadera reunida algunos siglos antes. Así, durante esta época lo habitual era la producción de numerosas espadas cortas, dagas y estiletes (especialmente kodachi y tanto) cuyo fin primordial es imitar a las espadas largas y dotar al propietario de armas auxiliares de defensa personal. Igualmente, se produce una variación en la longitud de las espadas que da lugar a una tipología amplia de las armas blancas pero alejada de los estándares tradicionales. Este último aspecto no sólo afecta a la pérdida de calidad de las espadas largas, sino que también amplía el catálogo de armas blancas hasta configurarlo tal y como lo conocemos en la actualidad.

La batalla de Sekigahara supone la instauración del Shogunado Tokugawa (1600-1867). Se trata de un período más tranquilo militarmente hablando pero con relativas tensiones internas (limitación del poder de los clanes militares, difusión de las armas de fuego, expulsión de los ciudadanos extranjeros, períodos prolongados de hambruna) que no propician sino la degradación militar del arte espadero. Los especialistas hablan por ello de la Etapa de las Espadas novísimas (Shinshinto) que se extiende entre los años 1781 y 1886. Se trata de unidades que, sin aportar novedades significativas con respecto a la etapa Shinto, se caracterizan por un extravagante sistema de templado en el diseño de la hoja. El efecto final que se pretende es la obtención de una hoja más brillante pero de inferior calidad. Queda patente entonces que el destino de las grandes hojas no es ya el campo de batalla, sino formar parte de los uniformes de gala y los expositores de los primeros coleccionistas.

LA ESPADA JAPONESA EN LA ERA CONTEMPORÁNEA

A finales del siglo XIX la introducción de la cultura occidental en Japón resultaba imparable. Debe señalarse que las grandes contribuciones de la dinastía Tokugawa son la cohesión social de la sociedad japonesa durante un periodo de relativa paz, así como un notable impulso movimiento nacionalista en la literatura e historia local. Sin embargo, estos fueron los elementos determinantes en la reivindicación por un número cada vez mayor de japoneses de la restauración del poder imperial y la abolición del shogunado. Los importantes disturbios ocasionados por los “motines del arroz” (1837) o la amenaza del Almirante norteamericano M.C. Perrin de bombardear Edo (Tokyo) si Japón no abría su comercio a Occidente no fueron sino los detonantes que aceleraron el derrumbamiento de una estructura feudal; estos cambios supusieron la apertura de los puertos a los barcos extranjeros y provocaron la destrucción del poder de los señores feudales (daimyo). La creciente debilidad del sistema instó al último shogun, Tokugaqa Yoshinobu, a dimitir (año 1867) y devolver el poder absoluto dela Naciónen manos del Emperador (Tenno). Se produce entonces la Restauracióno Período Meiji (1868-1912) cuya principal consecuencia es la creciente modernización del país y la apertura a Occidente. El conjunto de reformas previstas cristalizó finalmente en la promulgación de la Constitución Meiji (1889) que convirtió al Japón en una Monarquía Constitucional. Este texto suponía un revulsivo para las arcaicas estructuras sociales todavía ancladas en la época feudal. En lo militar, por ejemplo, se produjo una reorganización de las Fuerzas Armadas, en cuya comandancia en jefe se situaba el Emperador Meiji a través de un sistema de jerarquías y mandos de gran similitud con las potencias occidentales.

La situación de las armas y de los espaderos fue sustancialmente diferente. La decadencia de la casta militar y los constantes disturbios civiles afectaron notablemente a la visión por parte de la ciudadanía de estas antiguas disciplinas. La casta de los buke sufrió una separación cada vez mayor entre los líderes de alto rango y sus subordinados; esto hacía inviable que un guerrero medio pudiera acceder a puestos superiores en la jerarquía del clan, accesibles sólo a unos pocos privilegiados (kuge) miembros de la corte imperial.

Las luchas internas, las camarillas y los grupos de poder dentro de la corte fomentaron una cultura de constante tensión en la que los subordinados corrían con la peor parte. A lo largo de los siglos XVIII y XIX los samurais se debatían entre el respeto y el odio de aquellos que padecían sus acciones. Se hacía cada vez más evidente la precaria posición de estos guerreros como meros peones, como instrumentos brutales de poder manipulados por unos amos despóticos y ambiciosos. Con el paso de los años la posición del samurai se fue desprestigiando cada vez más, dando paso a un grave problema social.

En efecto, una de las consecuencias de la Era Tokugawafue la disolución de muchos feudos y la férrea centralización del poder en Edo. Dada la peculiar estructura social japonesa en aquella época, todo samurai o bushi que perdía a su amo (militar o políticamente, por cuestión de guerra o de honor) adquiría automáticamente la condición de ronin. Las crónicas de la época llegaron a censar alrededor de 400.000 ronin de toda clase y condición, “una siniestra figura de terror” de guerreros que debían mantenerse por sí mismos en una sociedad rígida y estratificada. Ciertamente la mayoría de estos ronin no suponían un gran peligro, pero había muchos que, si no encontraban trabajo como guardaespaldas o como protectores de ciudades, se limitaban a errar de pueblo en pueblo para ganarse la vida.

Tal fue el temor de los Tokugawa hacia estos sujetos (que con acostumbrada frecuencia eran guerreros resentidos de sus antiguos amos y de los enemigos de éstos), que existían planes específicos para mantenerlos bajo estrecha vigilancia. Pero las cosas no eran tan sencillas; durante el siglo XVIII proliferaron los ataques de grupos organizados, que cada vez eran más difíciles de controlar. En el año 1638, un levantamiento provocado por los campesinos de Arima y Amakusa y alentado por un considerable número de estos guerreros errantes supuso una de las más graves crisis del Shogunado. Esta insurrección (conocida como Rebelión de Shimabara) precisó para su aplastamiento de 50.00 fuerzas leales al Gobierno (bakufu) y de la intervención de varios buques de guerra holandeses.

Con estos antecedentes, la restauración Meiji tuvo que tomar decisiones drásticas. En el año 1876 se aprobó un Edicto Imperial (Hito-rei), por el cual se prohibía el uso de espadas a todo guerrero, limitando su uso a las fuerzas policiales y militares autorizadas. Esta decisión supuso un golpe mortal a la industria de la fabricación de espadas en el país y la prueba irrefutable que la vieja sociedad medieval debía desaparecer. No obstante, y pese a la conmoción inicial de la norma, la fabricación de espadas no podía quedar relegada al olvido. En el año 1906 el Emperador nombró a dos renombrados maestros espaderos como Artesanos Imperiales con el objeto de asegurar la pervivencia de la tecnología tradicional en la fabricación y forjado de espadas. Se trató de un detalle meramente folclórico, puesto que la industria espadera se vio desmantelada en su mayor parte (cuando no se vio obligada a reconvertirse para la forja civil).

Pese a las notables restricciones impuestas desde la restauración Meiji, la espada seguía constituyendo un símbolo para todos los japoneses (no olvidemos que uno de los emblemas imperiales, junto con el espejo y las perlas, es precisamente una espada). Se habla así de la

Etapa de las espadas modernas o contemporáneas (Gendai-Kindai) que se extiende desde el año 1886 hasta el infausto 1945. Precisamente con ocasión de la II Guerra Mundial la fabricación de espadas recobró parte de su antiguo esplendor. Alentados por el Emperador Hiro-Hito, los japoneses se adentraron en una política expansiva por Corea, Manchuria y las islas del Pacífico y que supuso el mayor despliegue militar desde la guerra ruso-japonesa. Esto conllevó una militarización de la sociedad y, por ende, un resurgimiento de la espada como arma de guerra.

Sin embargo, los tiempos que corrían no aconsejaban recuperar las técnicas medievales de lucha. La guerra moderna exigía de portaaviones, de una incipiente industria bélica y la adopción de una economía de guerra. En lo que se refiere a las armas blancas, cabe destacar las siguientes características principales de la época:

1) La fabricación se realiza mediante técnicas de producción industrial o en masa, de forma que técnicamente no son espadas tradicionales japonesas, puesto que hechas a máquina (showato) pierden todo su sentido como objetos artísticos o artesanales). De manera pareja, la calidad de las hojas deja mucho que desear, habida cuenta del interés por proveer rápidamente y al menor coste posible a todo el ejército imperial japonés. Las únicas excepciones se encuentran en algunos santuarios en los que algunos herreros mantienen una producción artesanal de espadas; el ejemplo más destacado es Minatogawa Jinja, establecido por la Armada Imperial Japonesa en 1941 para la producción de espadas conforme al estilo tradicional.

2) La producción de espadas queda bajo el control de un pequeño grupo de empresas, de modo que resulta fácil identificar el origen a partir de las marcas características de estas empresas (Shirakiya guntobu, Nakano Shoten, Suya Sho Ten o Sugimoto Todenya).

3) Sólo están autorizados a portar espada los miembros del ejército. El ejército regular adopta el modelo denominado shin-gunto, mientras que la armada se inclina por un modelo denominado kai-gunto. Se autoriza que otros cuerpos civiles, como los de la policía y otros cuerpos de altos funcionarios del Estado (oficiales forestales o ferroviarios) porten estilos propios no de espada, pero sí de hojas cortas y cuchillos corporativos.

4) Se consolidan los estilos occidentales (presentes en Japón desde principios del siglo XIX) en lo que a armas se refiere. Durante la guerra ruso-japonesa se recurrió a un modelo de espadas denominadas kyu-gunto que, con algunas modificaciones, se mantuvieron en activo hasta la 2ª Guerra Mundial (como arma reglamentaria durante la ocupación colonial de Manchuria y Corea). También se consolida la tendencia a portar sables por los distintos cuerpos militares y civiles en los uniformes de gala (especialmente por el cuerpo diplomático y la policía montada).

El 6 de Agosto de 1945 supone el fin de la espada como arma decisiva en el curso de toda batalla. El principal objeto de la bomba atómica no era destruir Hiroshima, sino demostrar al mundo el inmenso poder destructivo que atesoraban los norteamericanos mediante el experimento Manhattan. ¿Qué puede hacer una simple espada, por muy bien forjada y templada que esté, frente a la fisión nuclear?. Una evidencia de tal calibre hacía innecesaria toda respuesta. Tras la rendición japonesa, comenzó un periodo de ocupación de las fuerzas aliadas en territorio japonés que necesariamente afectó a todos los aspectos de la cultura japonesa. Y las espadas no podían ser menos.

SITUACIÓN ACTUAL DELA ESPADA JAPONESA

Inicialmente, las fuerzas de ocupación norteamericanas se encargaron de requisar y destruir un gran parte del arsenal japonés, lo cual incluía todo tipo de armas blancas. De igual modo, la fabricación de espadas y la práctica de las artes marciales asociadas al uso de las espadas fueron prohibidas como medida conducente a la desmilitarización y a la progresiva democratización del país. Resulta lógico que para reconciliar a la sociedad japonesa con el resto del mundo democrático se luchara contra tradiciones ultranacionalistas y militaristas, pero lo que ya no resulta plausible es el saqueo sistemático sin hacer distinción entre simples espadas y objetos con un valor histórico-artístico incalculable. La prohibición no sufrió modificación alguna sino hasta algunos años más tarde, con ocasión en el año 1949 del aniversario de una ceremonia de ofrenda en el Gran Templo Ise (que tiene lugar cada 25 años y cuya rememoración se remonta 1000 años atrás). Para poder ejecutar el ceremonial se necesitaban 60 espadas, para lo cual se concedió un permiso extraordinario que permitía a los herreros más destacados* de todo el país el honor de recuperar su antiguo arte por tal solemne motivo. Es necesario destacar que las espadas ofrendadas al templo no eran katanas de hoja curva, sino las antiguas espadas chokuto (denominadas para esta ocasión kiriha-zukuri) de 80 a 96 centímetros de hoja. Más tarde, una nueva ley de 1953 permitió que se reanudara la fabricación de espadas conforme a una estricta serie de reglas. A partir de este momento, las espadas forjadas por los maestros espaderos autorizados se engloban bajo la Etapa Shinsaku (“de nueva producción”).

La fabricación de espadas quedaba regida por las siguientes normas:

1) Sólo un espadero debidamente acreditado y con la correspondiente licencia puede fabricar espadas japonesas, entendiéndose por tales cualquier instrumento cortante que conste de hoja (que supere los 19,8 centímetros), filo y un agujero para remachar en la empuñadura. La fabricación de hojas de longitud inferior (gogatana) no sigue esa limitación porque se consideran cuchillos. Pero para obtener la licencia es preciso servir como aprendiz de espadero con un maestro acreditado durante un período mínimo de 5 años.

2) Sólo existe autorización para fabricar como máximo dos espadas largas (toda hoja que supere los 61 cm.) o tres espadas cortas al mes (para hojas por debajo de 61 cm.). Esta limitación se estableció siguiendo las instrucciones del maestro Akihira Miyari, aunque ha quedado más que demostrado que se puede superar ampliamente el número mensual de espadas fabricadas con calidad).

3) Todas las espadas japonesas fabricadas deben ser registradas ante la Agencia correspondiente en el Ministerio de Asuntos Culturales.

De forma paralela, en 1960 surgió la Sociedad Japonesa para la preservación del arte de la Espada (Nihon Bijutsu Token Hozon Kyokai, en adelante NBTHK) con el objeto de salvar la tradición espadera del olvido y la destrucción. Sus funciones son muy variadas, incluyendo la operación de fundido del hierro (tatara) para obtener la materia prima (tamahagane) que sirva en la forja de la espada, la gestión del Museo de la Espada Japonesa en Tokio y la organización de competiciones anuales entre diferentes artesanos. La NBTHK hace también

mucho hincapié en la comunicación entre los diferentes maestros y escuelas para impedir que se pierdan los secretos de su arte (tal y como desgraciadamente sucedió tras la II Guerra Mundial, en la que virtualmente se perdió la experiencia de una generación de herreros).

Las exhibiciones y competiciones, que comenzaron a desarrollarse con regularidad desde 1955, centran el eje central de la actividad espadera en Japón. En los círculos especializados se compara este periodo con el renacimiento de la espada japonesa que aconteció con el advenimiento de la etapa Shinshinto, puesto que ambos periodos se vieron precedidos por un declive en la forja de espadas y ambos supusieron una importante renovación en las técnicas de fabricación

La situación actual es que alrededor de exhibiciones y demás eventos ha surgido un impresionante negocio que aglutina no sólo a los maestros y proveedores, sino también a admiradores y, como no, una legión de coleccionistas que tanto en Japón como en Occidente siguen con asiduidad estas actividades. Puesto que la espada ha perdido su razón de ser como arma de guerra (en su sentido práctico, que no simbólico), resulta mucho más interesante centrarse en su faceta artística y económica como instrumento difusor de la cultura nativa japonesa. A lo largo de todo el mundo las espadas japonesas son objeto de admiración, aunque este culto dé lugar a algunas contradicciones: pese a considerarse un objeto de coleccionismo, las características de una buena espada se asocian con sus propiedades para utilizarlas en batalla, y precisamente el examen de estos elementos sirve para determinar su valor artístico y económico.

Nengajo. Fin de año III

Estas son las postales de felicitación enviados a personas desean un feliz Año Nuevo y agradecer su amistad. Están escritos en diciembre y son entregados el día de Año Nuevo. Muchas personas las envian a amigos, familiares y personas relacionadas con el trabajo. Esto es similar a la costumbre de enviar tarjetas de Navidad en Occidente pero la peculiaridad es que se entregan el dia uno de enero, si se envian por correo tambien las reciben las personas este dia que es el señalado para el evento. Estas tarjetas tienen ilustraciones del animal del zodiaco del año nuevo. También es común hacer un sello personal para usarlo como firma en las tarjetas. nengajo